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REAJUSTE DE SALARIO MÍNIMO: LA IMPORTANCIA DE LA PRUDENCIA

Con el trasfondo de una promesa de campaña, el Gobierno acaba de enviar, en forma tardía respecto a otros años, su propuesta de salario mínimo para este año, con acuerdo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Esta vez, sin embargo, no sólo se establece un salario mínimo para 2014, sino también para 2015 y 2016, junto con el compromiso de enviar en octubre de este año reformas laborales que fortalezcan la negociación colectiva y el poder sindical. Por ende, no basta solamente con analizar el reajuste propuesto para 2014, de 7,1%, sino también ver los efectos de una fijación de un salario mínimo creciente, que podría quedar completamente desalineado de las condiciones económicas en que deba hacerse efectivo.

Al respecto, es interesante señalar que Chile tiene muy mala experiencia con las políticas de reajuste plurianual de salario mínimo. Recordemos que en 1997 se estableció el compromiso de llegar a $100.000 en 2000[i], lo que significó que se establecieron por ley reajustes nominales que promediaron un 11,2% para el período 1997-2000. Luego de la aprobación de esta ley, se inició la crisis asiática, lo que llevó a una importante alza del desempleo y del empleo por cuenta propia, exacerbada por el comportamiento fuertemente creciente del salario mínimo. La tasa de desempleo subió de niveles de 6% a 10%, y se mantuvo en ese orden hasta 2006, a pesar de que la economía había empezado a crecer a un ritmo elevado dos años antes. Entre 1998 y 1999, mientras se destruía empleo asalariado, crecía aquel por cuenta propia. Finalmente, durante la Administración de Eduardo Frei, la ocupación creció a un promedio de 1,1% anual, el más bajo de los últimos cinco períodos presidenciales. En promedio se crearon 45 mil empleos por año, un 71% por cuenta propia. Esta política de reajuste de sueldo mínimo, arrastró los salarios reales que en promedio crecieron a un 3,5% real, pero esto llevó a que en el Gobierno siguiente registraran el peor comportamiento, con un aumento promedio real de 1,6%.

Los siguientes gráficos muestran el comportamiento de la ocupación y los salarios mínimos para los cinco últimos Mandatos:

El corolario es simple, reajustes que vayan más allá de lo que la economía puede sostener son “pan para hoy y hambre para mañana”.

PROPUESTA DE REAJUSTE

Si tomamos en consideración el entorno económico actual, tenemos una inflación de 4,7% en los últimos doce meses, aunque debería registrar una tendencia a la baja en el segundo semestre. Por otra parte, la productividad media del trabajo (tomando datos del PIB trimestral) creció un 1,2% promedio en el año terminado en marzo. Esto significa que un reajuste razonable estaría entre 5% y 6%, es decir un salario mínimo entre $ 220.000 y $ 223.000, e idealmente más cerca de la cota inferior, en consideración a la fuerte desaceleración que registra la economía.

La propuesta del Gobierno para 2015 es de $ 225.000, lo que implica un reajuste nominal de 7,1%, por sobre lo razonable, especialmente tomando en consideración la fuerte desaceleración que registra la economía. Aunque aún no se observa un nivel preocupante en el desempleo, sí es una señal de alerta el que de los 121 mil empleos creados en los últimos doce meses, un 98% corresponda a empleo por cuenta propia, para quienes obviamente no rige la política de salario mínimo.

En 2015 el salario mínimo sería reajustado nuevamente en un 7,1%, que a los seis meses sería reajustado en forma adicional en un 3,7%. Si bien estas cifras están en la cota superior de lo razonable en un entorno económico favorable, pueden ser tremendamente perjudiciales en el actual contexto económico interno de desaceleración, o peor aún si el escenario externo se vuelve más adverso.  Si los salarios mínimos terminan siendo restrictivos, se verían muy perjudicados los trabajadores más vulnerables, especialmente jóvenes y mujeres. La política, sin duda, tendría más costos que beneficios.

¿ES BAJO EL SALARIO MÍNIMO EN CHILE?

Con un salario mínimo actualmente equivalente a US$ 380, Chile tiene uno de niveles más altos de América Latina, por debajo de Panamá y Costa Rica, y similar al de Uruguay. Esto es relativamente concordante con el hecho de que en términos del PIB per cápita, estos países también están en el tramo alto de la región.

En una comparación internacional con países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se pueden usar dos vías para comparar los salarios mínimos. La primera es analizar los niveles que tenían esos países cuando su productividad laboral promedio era similar a la nuestra actualmente[i]. La segunda es ver la relación entre el salario mínimo y el nivel promedio de remuneraciones del país. Como veremos, en ambas comparaciones el actual nivel de salario mínimo en Chile no parece bajo, por el contrario, la alta tasa de desempleo juvenil podría ser un indicador que éste efectivamente actúa como una barrera para que los jóvenes más vulnerables logren acceder al mercado laboral.

Para la primera comparación se utilizan las estadísticas de la OCDE de salario mínimo por hora y PIB por hora trabajada, que representaría una medición de productividad media del trabajo, ambos datos medidos en dólares a PPC. Se agrega también información de tasa de desempleo y de tasa de desempleo juvenil. Los datos aparecen en el siguiente cuadro[ii]:

Vemos que el salario mínimo actual de Chile no difiere en gran medida del que había en esos países de la OCDE cuando tenían un nivel de productividad media del trabajo similar al nuestro. De hecho, el nuestro parece ser más restrictivo si se comparan las tasas de desempleo y especialmente las tasas de desempleo juvenil. En el caso de Turquía, que a igual productividad tenía un salario mínimo 20% superior al nuestro, se observa un problema grave de desempleo. En el caso de Nueva Zelandia y Japón, efectivamente los sueldos mínimos eran superiores, pero registraban también tasas de desempleo muy reducidas, lo que hacía sostenibles esos niveles de remuneración.

En la comparación del salario mínimo respecto a la media de salarios en la economía, lo cierto es que éste en Chile parece elevado, como lo muestra el siguiente cuadro, en que se compara Chile con el promedio de la OCDE, respecto a la media y mediana del salario mínimo relativo al promedio de salarios.

Podemos comprobar que medido respecto al resto de las remuneraciones en la economía, el salario mínimo en Chile resulta superior que en la OCDE. En nuestro país representa un 43% del salario promedio y un 67% de la mediana de salarios, en comparación con la OCDE, en que es un 38% del salario promedio y un 49% de la mediana.

No se puede decir entonces que el sueldo mínimo en Chile es bajo para la realidad del país. Reajustes de salario mínimo por sobre los reajustes de remuneraciones promedio tenderían entonces a agravar el problema de desempleo de los sectores vulnerables, especialmente mujeres y jóvenes.


[i] No obstante, debe tenerse claro que se está comparando un salario mínimo con una productividad promedio, que en el caso de Chile tiene una varianza bastante superior a la de los países europeos.

[ii] La información histórica sólo está disponible para los países que aparen en la tabla.


[i] Al considerar el año 2000 en la meta, se abarcaba incluso al primer año del Gobierno siguiente.

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