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LA NECESIDAD TIENE CARA DE HEREJE

La Tercera

A CONTINUACIÓN, REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE NUESTRO CONSEJERO, JOSÉ RAMÓN VALENTE, EN LA TERCERA.

Los ochenta y tantos chilenos detenidos por colarse en el Maracaná no son necesariamente ni delincuentes ni malos patos. Simplemente, tenían demasiadas ganas de ver el partido de Chile con España y aunque no tenían derecho a hacerlo porque no tenían entradas, al ver una oportunidad de satisfacer su imperiosa necesidad decidieron olvidarse de sus principios e intentaron ingresar por la cocina.

En alguna medida, las autoridades encargadas de la organización del evento son en parte responsables de que esto haya sucedido. Ellos debieron haber previsto que ante la masiva presencia de hinchas provenientes de países subdesarrollados, algo como esto podría ocurrir. De hecho, un grupo de argentinos había hecho lo mismo que los chilenos el día anterior. Eso sí, como era de esperarse, fueron un poco más vivos y pasaron más “piola”.

Esta semana, el gobierno envió al Congreso el proyecto que crea una AFP estatal. En principio, esta iniciativa parece relativamente inofensiva. Se supone que la “AFP del Estado”, como se denominaría la nueva AFP estatal, va a competir con las mismas reglas que el resto de las AFP y no tendría  pretensiones de convertirse en una de las instituciones grandes de este marcado, sino más bien, en un operador para atender nichos específicos de afiliados y para promover la competencia.

Con estas características, el proyecto de una AFP estatal no generará mucha antipatía ni siquiera en aquellos que son promotores y defensores del actual sistema de AFP. A mi juicio con bastante ingenuidad, se plantea que la AFP estatal es un mal menor. “Si la creación de una AFP estatal desactiva la bomba que pretende destruir el sistema de AFP, no pongamos muchos problemas”.

A mi parecer, la creación de una AFP estatal aumenta significativamente la posibilidad de que los US$ 160 mil millones que acumulan actualmente ahorros de los trabajadores chilenos en sus cuentas individuales, pasen a engrosar las arcas fiscales del gobierno. No hoy ni el próximo año, pero tal vez en los próximos cinco o 10 años.

Las licitaciones de carteras de los nuevos afiliados al sistema gozan de un alto prestigio entre los analistas del sistema de AFP. En gran parte, esto se debe al excelente trabajo que ha realizado AFP Modelo, que no sólo cobra comisiones muy bajas, sino que, además, ha logrado excelentes rentabilidades. Por lo mismo, es muy probable que la AFP del Estado tenga como mandato número uno ganar las próximas licitaciones al precio que sea, de manera de validarse en el mercado. En poco más de cinco años de existencia, AFP Modelo ha captado cerca de un millón trescientos mil afiliados, la AFP del Estado podría recorrer un camino similar. Pero déjenme ir un poco más allá. Si las licitaciones del flujo de afiliados nuevos gozan de tan buen prestigio, ¿cuánto tiempo pasará antes que un gobierno plantee que se licite también el stock de afiliados del sistema? Si así ocurriese, la oportunidad de la AFP del Estado por captar un porcentaje alto de los afiliados del sistema y sobre todo, un porcentaje alto de los fondos administrados por los fondos de pensiones, sería un botín demasiado difícil de resistir para quienes siempre han querido que el Estado controle el sistema de pensiones. De ahí a que los fondos de los trabajadores pasen a las arcas fiscales, la distancia es considerablemente más corta.

No es que yo crea que quienes están proponiendo la creación de una AFP estatal hoy hayan urdido un maquiavélico plan para apoderarse de los ahorros de los trabajadores chilenos. Al igual que tampoco creo que los 80 chilenos que trataron de colarse en el Maracaná por la sala de prensa hubieran urdido dicho plan desde Santiago. Simplemente, estoy diciendo que la creación de la AFP estatal le abre la puerta a dicha posibilidad, al igual que lo hizo FIFA al descuidar la seguridad del acceso de los periodistas. De manera que cuando la necesidad sea imperiosa, como lo fue el miércoles pasado para los hinchas chilenos, el gobierno de turno tendrá a la mano la posibilidad para hacerse con mayor facilidad de los activos de los fondos de pensiones.

Los legisladores argentinos no crearon el sistema de AFJP pensando que una vez que éste hubiese acumulado un monto significativo de plata los iban a expropiar. Pero cuando al gobierno se le acabaron las fuentes de financiamiento e hizo default de su deuda externa, la necesidad fue más importante que los principios y los trabajadores argentinos vieron cómo en frente de sus narices el gobierno les cambiaba plata por promesas.

Lo mismo sucedió el año pasado en Hungría y, a principios de este año, en Polonia.  En un artículo de febrero de este año, el Financial Times describía cómo el alto déficit fiscal del gobierno polaco lo había dejado sin más remedio que echarle mano a los US$ 51 mil millones acumulados, desde fines de los 90, en las cuentas individuales para pensiones de los trabajadores. Al hacer esto, el déficit fiscal del gobierno polaco que superaba el 4% del PIB había desaparecido instantáneamente, mientras que, al igual que los argentinos, los polacos habían recibido de parte del gobierno la promesa de una pensión digna a futuro, a cambio de dinero contante y sonante en el presente. ¡La necesidad tiene cara de hereje!

Si los hinchas mundialeros fueran sólo ingleses y norteamericanos, probablemente, la FIFA no tendría que preocuparse de la seguridad de la puerta trasera de los estadios, pero no lo son. De la misma manera, si nuestra historia de respeto a la propiedad privada fuera tan impecable como lo es en Inglaterra en los últimos 400 años o en EE.UU. en los últimos 200 años, no tendríamos que preocuparnos de que la creación de una AFP estatal sea un primer paso hacia la expropiación de los ahorros de los trabajadores chilenos por parte del Estado, pero lamentablemente no es así.

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